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miércoles, 14 de septiembre de 2011

ΡΟΥΤΙΝΑ, ρουτίνα (rutína)


RUTINA: (Del fr. routine, de route, ruta). 1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. 2. f. Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente.
Hala, ya estamos de vuelta a la rutina. A, como dice la definición, hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. A retomar esa secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente. Repetidamente y hasta el cansancio. 
Aquí -en Grecia- ya se ha metido dentro de nuestra rutina el estar al borde de la quiebra, y esperar a que vuelvan a venir los prebostes europeos para que cojan el cuaderno de los deberes de los griegos y juzguen si están cumpliendo con su trabajo o no. La respiración contenida. Otra vez.
Y lo peor de todo es que cuando te pones a hablar con la gente, nadie sabe muy bien qué es lo que está pasado. Ayer hablaba con unos amigos y seguimos con la costumbre inveterada de  analizar la situación en el país. El único griego de la reunión, nos sorprendió con una visión bastante positiva del tema. Según él, esta situación va a conseguir algo que lleva muchos años siendo más que necesario en Grecia: un cambio de mentalidad. Se va a pasar mal, decía, la gente se va a tener que apretar los cinturones y muchas familias tendrán problemas para llegar a fin de mes. Pero por fin se van a terminar algunas de las lacras que lastran al Estado. Ya se están tomando medidas. Será más fácil -y barato- crear una empresa. La Administración empezará a ordenarse: habrá menos funcionarios, pero los que haya tendrán trabajo durante ocho horas al día, cinco días a la semana. Con funciones concretas. Se ahorrará en burocracia y las gestiones no se eternizarán de ministerio en ministerio. Los jóvenes tendrán que ser más creativos, ya no será tan fácil que papá te solucione la papeleta de la ocupación porque habla con un amigo, que tiene un amigo... aparte de que el propio papá no podrá financiar la vaguería del vástago. Se acabarán los plazos de la tarjeta de crédito. Los griegos tendrán que vivir al nivel que tengan, y no al que les gusta aparentar que tienen.
Me animó oírle. Era la primera vez que no oía sólo quejas. Ójala tenga razón. El problema es que él es sólo UN griego, pero ¿estarán de acuerdo la mayoría?. De momento no, a juzgar por las protestas y las huelgas que ocurren día sí y día también. Aunque de sobra han demostrado los griegos su capacidad para adaptarse a cambios mayores, nunca les ha gustado que venga nadie de fuera a decirles cómo tienen que hacerlo. Y ahora todo son ordenes externas. Se tiene la sensación de ser unos peleles en manos de los Merkel, Sarkozy, Obama. Ellos hablan, los mercados se revolucionan, los griegos pasan al siguiente agujero del cinturón... y portugueses, españoles entonan un “madrecita que me quede como estaba...”
Pasará esta crisis, como pasaron las otras. Saldremos de ella mejor o peor parados. Pero se saldrá. Que no decaigan las ilusiones. A hacer las cosas bien, pasito a pasito, con orden, paz y concierto, como tiene que ser. No como políticos, no como banqueros, sino como gentes de bien. Hasta que sus rumores no nos afecten. Hasta que no tengan que decirnos más cómo hacer las cosas.
Porque de todos es sabido que cuando nos ponemos a hacer cosas, nosotros, los del sur, no solo las hacemos estupendamente, sino que nos lo pasamos mucho mejor haciéndolas. 

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