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lunes, 10 de enero de 2011

ΑΡΩΜΑ, άρωμα (ároma)

AROMA: (Del lat. arōma, y este del gr. ἄρωμα).
1. f. Flor del aromo, dorada, vellosa, de olor muy fragante, pedunculada y de unos dos centímetros de diámetro.
2. m. Perfume, olor muy agradable.
3. m. Goma, bálsamo, leño o hierba de mucha fragancia. U. menos c. f.
Feliz Año a todos. Me reincorporo a mis obligaciones rutinarias después de unas vacaciones de navidad en España. Siempre me han llamado la atención los propósitos de nuevo año, y sobre todo, esas leyes que hacen que las cosas cambien realmente (te lo hayas propuesto o no) cuando el reloj da las doce campanadas. Recuerdo la “noche del Euro”, en 2001. Con los cajeros dispensando las nuevas monedas y la gente haciendo cálculos mentales o utilizando  “eurocalculadoras” cada vez que tenía que pagar algo. 
Este año hemos empezado (en España) con la Ley Antihumo. Prohibido fumar en ningún establecimiento público cerrado (y algunos abiertos, como parques infantiles y escuelas). Me lo he pasado muy bien viendo las distintas reacciones de fumadores y no fumadores. Como siempre los hay radicales, los hay indignados y los hay tolerantes. Por lo que he visto, en general, incluso la mayoría de los fumadores habituales están de acuerdo con la nueva norma. Un camarero de un bar de Madrid, al ser preguntado por su opinión, decía estar asombradísimo de ver el cambio en su local. Le chocaba que se “viera tan claro” y declaraba haber descubierto que algunos de los clientes olía a perfume, “otros, sin embargo, no”, haciendo alusión a que la falta de humo hacía que se pudieran percibir otros aromas, aunque no siempre fueran buenos, claro. Eso por no hablar de la falta de olor a tabaco en su ropa de trabajo.
Creo que la mayoría agradece la medida (he visto mucho más niños acompañando a sus padres a tomar un aperitivo en un bar), aunque otros la ven demasiado represiva (si no podemos fumar, que no nos vendan tabaco, dicen, pero eso sería más represivo aún). Y he sabido de un nuevo término, el “smirting”, que es una mezcla de “smoke” (humo) y “flirting” (ligar), y que se supone que se está generalizando entre la gente que tiene que salir a la calle a echarse el cigarrito. También parece haberse incrementado la venta de estufas de exterior, para que los bares no pierdan su clientela en los rigores del invierno. Pues mira, eso que ganan los fabricantes.
Un 85% de la población no cree que los fumadores vayan a dejar de ir a los bares por la medida. Yo tampoco lo creo. En poco tiempo nos parecerá increíble que se pudiera fumar en tantos sitios. Ya me pasó el día 31, viendo un reportaje en el que hablaban de la trayectoria de la prohibición en nuestro país, al ver que hasta 1992 se fumaba en los aviones. 
Hoy, sin embargo, las noticias sobre la ley antihumo han sido eclipsadas por el anuncio de la banda ETA. Hablan de un alto el fuego permanente, general e internacionalmente comprobable, sea lo que sea lo que eso quiera decir. Y por las primera reacciones que han ido apareciendo en los medios de comunicación, se ve que los españoles de bien tienen bastante clara una cosa: está bien que se termine el humo... pero lo que queremos seguro es que se termine el fuego.