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miércoles, 1 de junio de 2011

ΔΕΟΝΤΟΛΟΓΙΑ, δεοντολογία (deontología)


DEONTOLOGIA  (Del gr. δέον, -οντος, el deber, y -logía) f. Ciencia o tratado de los deberes.
He pasado un estupendo fin de semana en mi Madrid del alma. Familia, amigos y además la Feria del Libro. Como siempre he disfrutado un montón, y como siempre me ha sabido a poco. El lunes volvíamos a Atenas.
Y digo volvíamos, porque no lo hicimos, aunque no por nuestra voluntad. Sin embargo, lo que podía haber sido un ejemplo más de lo vendidos que estamos al ponernos en manos de las líneas aéreas, se convirtió en un ejemplo de deontología, es decir, de lo que se debe hacer. Os cuento:
Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos a la puerta donde debíamos coger el avión de AEGEAN que nos llevaría de vuelta a casa. El avión acababa de llegar (con un breve retraso) al aeropuerto y, desde la sala de embarque, vimos como bajaban los pasajeros que llegaban a Madrid. Sin embargo, cuando ya todos se fueron, no se produjo el embarque.
Desde la ventana podíamos ver como abandonaban el avión también los encargados de limpiarlo y cómo cargaban nuestros equipajes. Pero nosotros no entrábamos. Cuando habían pasado unos diez minutos de la hora a la que debíamos embarcar, la señorita que estaba en el mostrador nos informó de que saldríamos con una media hora de retraso debido a que el avión había llegado un poco tarde. 
Pasada la media hora y cuando ya la gente se empezaba a impacientar, apareció el encargado de la aerolínea y nos informó de que los pilotos habían detectado una señal de alarma encendida y que querían que lo viera el técnico. Que se disculpaba por hacernos esperar, pero que no querían correr riesgos. (Ni que decir tiene que a todo el mundo le pareció estupendo que no corrieran riesgos). Transcurrida otra media hora, el mismo señor nos informó de que el avión tenía un golpe, probablemente debido a la colisión de un pájaro en el despegue o en el aterrizaje, y que no tenían muy claro el alcance que podía tener, pero que para no poner a nadie en peligro, habían decidido no darle salida al avión.
Ante la idea de la cancelación del vuelo los ánimos se encendieron un poco, pero el empleado de Aegean nos dijo que la línea ya había dado orden de que saliera otro avión de Atenas para que viniera a buscarnos, dado que Aegean no tiene otros aviones en Barajas. 
Esto significaba que el avión llegaría a Madrid sobre las seis y media de la tarde y que volvería a salir sobre las siete y media. Y además, con todas las idas y venidas, ya nos habían dado las dos.
El mayor problema era para los que tenían vuelo de conexión que perderían. El hombre de Aegean empezó diciendo que lo primero, nos iban a invitar a todos a comer y que él hablaría uno por uno con los pasajeros que tenían otros vuelos para ver cómo se les podía hacer llegar al destino lo más rápido posible, colocándolos en vuelos de otras compañías.
Nosotros no teníamos conexiones, pero sin embargo teníamos dos niñas de 3 y 5 años que iban a terminar destrozadas (y a destrozarnos a nosotros) si las teníamos todo el día en el aeropuerto y luego las metíamos en un avión tres horas y media para llegar a casa pasadas las doce de la noche. 
Tras comprobar que ni mi marido ni yo teníamos citas ineludibles el martes, decidimos preguntarles si nos podían cambiar el billete al vuelo que salía a la misma hora el día siguiente. Sin problema, nos digo el señor, siempre y cuando hubiera sitio, cuestión que resolvió él mismo llamando a la oficina y reservándonos un asiento (a nosotros y a todos los que optaran por la misma solución) para el siguiente vuelo.
Tuvimos que esperar a que sacaran nuestras maletas del avión y fue en lo que perdimos más tiempo, pero finalmente volvíamos a casa por la tarde (porque nosotros tenemos casa en Madrid, pero el que no la tenía, se quedaba en un hotel pagado por Aegean).
La mañana del martes vivimos nuestro particular “día de la marmota” al volver al aeropuerto, eso sí, con un poco más de tiempo por si había algún problema con el cambio de billetes.
No lo hubo. Llegamos al mostrador de facturación y al decirles nuestra “particularidad” llamaron de nuevo al empleado que había llevado las gestiones el día anterior, el cual vino, tan sonriente y educado como el lunes, para asegurarse de que la facturación se hacía con normalidad y, además, para entregarnos, cortesía de Aegean, un documento que nos hacía acreedores de cuatro billetes de ida y vuelta gratuitos a cualquier destino de la línea aérea. El mismo documento que habían entregado a todos los pasajeros del vuelo que había salido finalmente a las 7 y media de la tarde.
Así que ya sabéis. Si vais a venir a Grecia, volad con Aegean. El vuelo se podrá retrasar, como en todas las compañías. Lo podrán cancelar, como en todas las compañías. Pero al menos en ésta te tratan bien, velan por tu seguridad, te informan y te regalan un billete y, sobre todo, no te hacen sentirte -como suele pasar- como un pelele sin derechos que tiene que aguantar carros y carretas. Bien por ellos.