Gramática Griega on Facebook

miércoles, 10 de noviembre de 2010

ΠΡΟΦΗΤΕΊΑ, προφητεία (profitía)


PROFECÍA: (Del lat. prophetīa, y este del gr. προφητεία).
1. f. Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras.
2. f. Don sobrenatural para pronunciar oráculos en nombre y por inspiración de Dios.
3. f. Predicción hecha en virtud de don sobrenatural.
4. f. Cada uno de los libros canónicos del Antiguo Testamento en que se contienen los escritos de cualquiera de los profetas mayores. La profecía de Isaías, la de Jeremías, la de Ezequiel, la de Daniel.
5. f. Juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello.
6. f. pl. Libros canónicos del Antiguo Testamento, en que se contienen los escritos de los doce profetas menores.

Llevo un tiempo bastante calladita en lo que se refiere a la Iglesia Católica. Abrumada por todas las historias de pederastia y demás y también preocupada porque mi blog pudiera transformarse en una tribuna anticlerical (que lo es, pero no exclusivamente), hace ya muchos meses que no me meto con ellos. Hasta hoy.

Como casi siempre que se generaliza, al denostar a la Iglesia Católica en su totalidad, se puede cometer una injusticia. Me consta que existen muchas personas de bien que pertenecen a ella y que se sienten tan indignados como yo cuando salen a la luz alguna de sus “bondades”.

El Papa ha pasado por España. Me gustaría añadir que sin pena ni gloria, pero no es así, porque para mí ha pasado con mucha más pena que gloria. Las declaraciones (en rueda de prensa en su avión, antes de pisar suelo español) sobre la supuesta similitud de la “corriente laicista” del gobierno español con la época inmediatamente anterior a la guerra civil, me parecen deplorables. Como también me parece deplorable que el gobierno español, el elegido, mal que les pese a algunos, por una mayoría de españoles, haya aparcado la Ley de Libertad Religiosa, porque ahora –echando la culpa a la crisis- no se encuentre entre sus prioridades.

Cada día podemos ver en los periódicos muchos ejemplos de los que avergonzarse en lo que a religiones se refiere: lapidaciones, abusos a menores, inmolaciones por decreto divino, prohibiciones, injusticias y delitos, muchos delitos.

Hoy he leído en el periódico que Ali Agca, aquel turco que atentó contra el Papa Juan Pablo II, ha asegurado que recibió la orden de matarle desde el propio Vaticano. Y da nombres. Que no pasará nada, claro, que enseguida dirán que si este hombre está loco y que se lo está inventando, pero, visto lo visto, a mi no me extrañaría.

Yo, por mi parte, confío en que se cumplan las profecías de San Malaquías, y sólo quede un Papa más después de éste. Eso sí, por favor, nada de fines del mundo ni de llegadas del anticristo. Sólo libertad para encomendarte a quien te de la gana sin que te pongan reglas para ello.