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lunes, 30 de marzo de 2009

ΧΕΝΟΦΟΒΙΑ, Χενοφοβία (xenofobía)

XENOFOBIA: Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros.

Dimitris Kiniatzoui nació en Atenas, hace 23 años. Su madre (que vino a vivir a Grecia con sus padres cuando tenía cuatro años) es Keniata y su padre Nigeriano. Dimitris se ha criado, ha crecido y ha vivido de siempre en esta ciudad. Sin embargo, no es griego. Las leyes se lo impiden. Y ahora se encuentra en una difícil tesitura. La policía le pidió los papeles hace unos días, y al no tener ni la nacionalidad ni la residencia, le metieron en la cárcel y cabe la posibilidad de que sea deportado. ¿A dónde? Eso ya no es tan fácil de contestar. Dimitri no tiene donde ir. Sólo habla griego. Grecia es el único país que conoce, no ha vivido nunca en ningún otro sitio, y lo que es más importante, no quiere vivir en ningún otro sitio.

Grecia es un país donde rige el Ius sanguinis, sólo se obtiene la nacionalidad griega automáticamente si uno de los padres es griego. Aunque viva en Nueva York, no hable la lengua y le importe poco lo que pase por aquí. Para obtener la nacionalidad por residencia, un inmigrante tiene que demostrar que ha vivido aquí “legalmente” por un periodo de 10 años en los últimos 12. Los que aspiran a esta condición tienen que esperar normalmente unos 10 años antes de que su petición sea cursada. Y la mayoría son rechazados.

La única prueba que tiene Dimitris de su propia existencia es el registro de su nacimiento en la oficina de estadísticas vitales de su localidad, ya que no tiene un certificado oficial de nacimiento. Según las leyes griegas los certificados de nacimiento solo se expiden si los padres están registrados en un censo municipal, y son ciudadanos griegos. La madre de Dimitris no lo es.

Esto no pasa en ningún otro país europeo. En España, se obtiene la nacionalidad, entre otros casos, por nacimiento en suelo español. En Alemania se adquiere la ciudadanía si uno de los padres ha vivido legalmente en el país durante al menos ocho años. En Holanda, se garantiza automáticamente a los nietos de inmigrantes y a los hijos de emigrantes cuyos padres hayan vivido en el país durante cinco años. En Francia hay que esperar hasta los 18 años y probar que se ha residido en el país por lo menos cinco años desde los 11 años de edad.

La Unión Europea ha amenazado a Grecia con tomar acciones legales si los legisladores continúan excluyendo a los descendientes de inmigrantes indocumentados, ya que están violando una directiva europea.

Una de las más antiguas organizaciones griegas de derechos humanos, la Liga Helénica para los Derechos Humanos, fundada en 1955, ha propuesto que los niños nacidos en Grecia de padres inmigrantes, puedan nacionalizarse griegos por medio de una declaración después de cinco años de residencia legal. Y que los niños nacidos en Grecia de padres no griegos en tercera generación, esto es, nietos de inmigrantes, adquieran la ciudadanía griega en el momento del nacimiento.

Pues espero que los señores del gobierno consideren la propuesta con cierta rapidez, porque mientras tanto Dimitris tiene el futuro muy negro, casi como el color de su piel.