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lunes, 4 de octubre de 2010

ΑΝΑΙΣΘΗΣΙΑ, αναισθησία (aneszesía)

ANESTESIA: Falta o privación general o parcial de la sensibilidad, ya por efecto de un padecimiento, ya artificialmente producida.
Sería de risa si no fuera tan cruel. Lo leí la semana pasada en El País: Cuatro estados de EE UU suspenden las ejecuciones por inyección letal. La escasez de pentotal sódico impide dormir al reo antes de matarle.
Parece que el pentotal, utilizado en el pasado como anestésico para las operaciones quirúrgicas, ha sido desbancado por el propofol (sí, el mismo con el que se pasó Michael Jackson) por lo que su producción ha decaído hasta casi desaparecer. De hecho, en EE UU sólo hay una empresa que la fabrica, Hospira, y dicen que no pueden encontrar uno de los ingredientes que necesitan para fabricarlo, además la empresa farmacéutica parece haber aprovechado la coyuntura -cuestión que les honra- para mostrar su rechazo a que un medicamento que se creó con fines médicos, se esté utilizando para matar. 
Y ahí están, los presos del corredor de la muerte, viendo cómo sus sentencias están siendo retrasadas por el tema mientras el sistema estudia cómo va a hacer para cargárselos. ¿Decidirán freirlos en la silla eléctrica, y sin anestesia?  El estado de California, por lo visto, pidió “ayuda” al estado de Tejas, que es el que más presos ejecuta cada año. Pero no la consiguió. La portavoz de instituciones penitenciarias del estado, Michelle Lyons, respondió “necesitamos mantener nuestras existencias para que podamos lleva a cabo nuestras propias ejecuciones”.
Alguno pensara (si es que lo terrible del tema no es cortapisa para pensar en otras posibilidades) ¿y por qué no pueden utilizar otro anestésico?. Pues porque según la ley, no pueden cambiar el pentotal sódico por otro conocido cuya eficacia no esté comprobada en la aplicación de condenas a muerte. ¿Y esto cómo se come?. Al preso se lo cargan inyectándole, después de la anestesia, claro, sendos chutes de cloruro de potasio y de bromuro de pancuronio, que le dejan sin respiración y le paran el corazón. ¿Y cómo pueden comprobar la eficacia del anestésico con fines a una condena a muerte? ¿Van a coger a un ratón, juzgarlo, tenerlo durante años en el corredor de la muerte y luego inyectarle el cocktail y ver si se muere sin decir ni “mu”?
Y que andemos así a estas alturas. Es que se me revuelve el estómago.