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jueves, 6 de mayo de 2010

ΠΟΛΕΜΙΚΟΣ, πολεμικός (polemikós)

POLEMICO: 1.Perteneciente o relativo a la polémica.
2. adj. Dicho de alguien o de algo, que provoca polémicas ( controversias).
3. f. Arte que enseña los ardides con que se debe ofender y defender cualquier plaza.

Ya estamos otra vez en la portada de todos los periódicos del mundo. Huelga tras huelga, y manifestación tras manifestación. Desde que salió a la luz la verdadera situación de las finanzas griegas, esto ha sido un no parar. Hasta ayer, las preguntas desde España eran ¿cómo va lo de la crisis por allí?. A partir de ayer ya es ¿estáis bien? ¿corréis peligro?... Pues a saber. Depende de la suerte que tengas.

Ya se sabía, desde que empezó todo, que las medidas que el gobierno tendría que tomar para poner al país en vías de solución, iban a ser polémicas. Pero yo confiaba en la cosa fuera más por la segunda acepción, o sea, la de las controversias, que por la que realmente se esconde detrás de el origen griego de la palabra, es decir, de manera bélica.

Ayer los “trabajadores” volvieron a liarla. Y permitidme lo de las comillas, porque entre toda la gente que salió a las calles, trabajadores reales, había pocos. Por una parte estaban los funcionarios, que, aunque sólo haya que juzgar por la cantidad de huelgas que están haciendo, se ve que, trabajar, lo que se dice trabajar, poco. Por otro lado, están los de siempre: los violentos, los que lo pasan bien armando jaleo.

Los primeros, los trabajadores del Estado, están cabreados porque las medidas de austeridad les afectan especialmente. ¿por qué? ¿les tiene manía el gobierno?. Pues no, lo que pasa es que son muchos, y con un número demasiado elevado de gente que simplemente no hace nada. Reconozco que no cuento con información muy fidedigna sobre el tema, sino que hablo, o de lo que yo he visto, o de lo que oigo. Lo que yo sé, por ejemplo, es que cuando Olympic Airways quebró, y fue vendida a un banco, a los empleados que no entraban en los nuevos planes de la aerolínea no les mandaron al paro, no: les hicieron funcionarios.  Hala, a casita, y a cobrar del Estado. O que cuando vas a aduanas te pasas horas de ventanilla en ventanilla donde hay un señor (uno no, cientos) cuyo trabajo consiste únicamente en ponerle un sello a tu papel. ¿Y los popes?, porque aquí los curas también son funcionarios (ver artículo en AtenasDigital sobre la financiación de la Iglesia Griega). Cuando hablas con gente de aquí, te cuentan que hay funcionarios que trabajan sólo tres días a la semana porque hay demasiados y no hay trabajo para todos. ¿Por qué te crees que hay tanta gente sentada en los cafés griegos a todas las horas del día?, me dicen, ¿Crees que son parados, teniendo en cuenta que un café te cuesta al menos cuatro euros?.

Está claro que a nadie le gusta apretarse en cinturón. Y entiendo perfectamente que anden molestos por los tejemanejes económicos de sus dirigentes. Pero como decía Papandreu ayer en el parlamento, hay que dejarle de dar vueltas a quién ha tenido la culpa de llegar a esta situación e intentar arreglarla. Y le pese a quien le pese, sólo hay una manera: austeridad y reorganización de lo que, a todas luces, está pésimamente organizado.

Hoy he leído las declaraciones que ha hecho al periódico El País, el Comisario de comercio de la Unión Europea, Karel De Gucht, que reconoce que “sabíamos que Grecia nos estaba engañando”. El belga no quiere mirar en casa, la Comisión Europea, en busca de responsables y añade que “en 2003 y 2004 la Comisión quiso mandar inspectores a Atenas, a lo que se opusieron los gobiernos de la Unión”.

O sea, que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Pero lo triste es que están los otros, los que se unen a las protestas casi con el único fin de hacer precisamente eso: tirar piedras –o cócteles molotov- aún sin darse cuenta de que los están tirando sobre su propio tejado.

Me lo explicaba muy clarito la dueña de una tienda en la que entré justo después de que se marchara un enlace sindical que había ido a recomendar a la señora que cerrara el día de la huelga. “¿Pero qué ganamos con cerrar?, decía, ¿no se dan cuenta de que si cierro no vendo, y si no vendo no gano dinero y no podré pagar a los empleados, y entonces los tendré que echar?”

De Gucht dice: “Tiene que haber disciplina. Si no la hay, antes o después se paga el precio”

Tres personas lo pagaron ayer, y bien caro. Hay más de 10 heridos de los que al menos dos están muy graves. Mi pésame a las familias de los fallecidos. Mi pésame a este país que, aunque presume de habérnoslo enseñado todo en materia de democracia, hoy tiende a no estar a la altura de las circunstancias.