Gramática Griega on Facebook

viernes, 4 de noviembre de 2011

ΑΞΙΟΜΑ, αξίομα (axíoma)


AXIOMA: (Del lat. axiōma, y este del gr. ἀξίωμα).
1. m. Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración.
2. m. Mat. Cada uno de los principios fundamentales e indemostrables sobre los que se construye una teoría.
¡Hay que ver cómo están las cosas por estos lares! Llevo desde la semana pasada intentado sentarme a describir la situación por la que estamos pasando, y cada día aparece un nuevo titular que hace reconsiderar todo  lo dicho con anterioridad.
El miércoles pasado parecía que se veía cierta claridad al final del túnel. Europa aprobaba la “quita” de la deuda griega en un 50% y la posibilidad de seguir percibiendo las ayudas monetarias. Un respiro.
Relativo: el viernes, durante la celebración de la fiesta nacional que conmemora el “NO” dicho por el entonces presiente griego, Metaxás a la posiblidad de que los Italianos se establecieran en el país, poniendo a Grecia automáticamente al lado de Hitler y Mussolini en la segunda guerra mundial, cuando se volvió a liar parda: en los desfiles organizados en Salónica, la muchedumbre se puso a abuchear al actual presidente Papulias y el hombre no pudo soportar el deshonor (hay que ver lo orgullosos que son los griegos, pues anda que no han abucheado a Zapatero cada 12 de Octubre) y se suspendieron los actos. Bueno, se llegó al final del día sin males mayores.
El fin de semana transcurrió tranquilo, con muchas familias pasando el puente en sus pueblos de origen, quien sabe si pensando que podrían relajarse un poco, que los fantasma de la quiebra - y lo que quiera que ello pudiera significar- se alejaban.
Y llegó el lunes. Y quien sabe si porque Papandreu, que como todo el mundo sabe tiene unas fuertes raíces anglosajonas, quería condimentar a su manera la noche de Halloween, se descolgó con la idea del referendum. Pánico. ¿Un referendum? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Y cual sería la pregunta? ¿Y qué consecuencias tendría?
Las consecuencias no tuvieron que esperar al referendum. Los griegos intentaban no oponerse a la posibilidad de una consulta al pueblo, ¿pues no crearon ellos la democracia? ¿pues no habían estado pidiendo literalmente a gritos que se contara con ellos?. Si, claro, pero ya sabemos como somos los mediterráneos: “del dicho al hecho hay mucho trecho”, y en este caso el trecho se lo pasarían preguntándose si realmente querían expresar en las urnas lo que pensaban, porque ello -siempre la democracia por delante- les haría corresponsables de lo que pasara, y les anularía el derecho a la pataleta, con lo que les gusta a ellos quejarse.
Esto en la calle. Que en el parlamento ya ni te cuento. El principal partido de la oposición veía como, de celebrarse el referendum, tendrían que posicionarse claramente junto al primer ministro, para evitar que se pudiese dar otro NO sonado, pero esta vez no a unos criminales de guerra, sino a quizá la única oportunidad que tiene Grecia de no ahogarse en su propia mala gestión (eso sí, agravada por una crisis económica mundial de la que, no nos olvidemos, no tienen la culpa ellos).
Con una moción de confianza propuesta por el propio Papandreu y organizada para hoy viernes de por medio, el malestar estalló dentro del propio partido del gobierno: el ministro de finanzas en el hospital con un ataque de estrés (fuertes dolores abdominales, publicaron los papeles, y hay que ver el poderío abdominal de este señor para entender el alcance del mal), una diputada dimitiendo, y varios otros declarando que no apoyarían a su jefe en la votación. Caos.
Y la llamada de Merkozy: Gorgaki, vente para Cannes que tenemos que hablar. Y tras escuchar la reprimenda, de vuelta a casa, a serenar los ánimos. Vaaale, que no hago el referendum, pero que conste que es porque veo a mis colegas muy nerviosos y Samarás me ha dicho que va a estar a mi lado en esto. Y otra vez una calma engañosa. O más que engañosa, efímera, porque esta mañana el líder de Nea Democratía ya ha dicho que de eso nada, que el no dijo que “al lado”, que él quiere que su antiguo amigo de la universidad dimita, y que después ya hablarían (o sea, cuando él fuera el primer ministro).
Y tendrán que hablar -y votar, que esta vez no se libran- esta noche en el Parlamento. Y veremos lo que pasa. Lo que pasa en el panorama político, claro, porque en el panorama social todo seguirá sin aclararse.
Porque aquí lo que falta es ese axioma, esa proposición clara y evidente. Lo que falta aquí es que se encuentren esos principios fundamentales que lleven al país a salir de esta situación esquizofrénica y destructora. Que cambien el gobierno, que metan en la cárcel a los corruptos y a los evasores, que se cumplan las leyes y que los griegos se den cuenta de que sí, que la crisis no es solo suya, como no es sólo de los españoles, ni de los portugueses, ni de los italianos, pero que la situación es la que es y que tienen ya que dejarse de ver a Europa como un enemigo, porque, como escribía hoy un periodista -griego- en un periódico, ahora mismo, el peor enemigo de los griegos son ellos mismos. Y tienen una pistola cargada en la mano.

viernes, 21 de octubre de 2011

ΤΥΡΑΝΝΙΑ, τυραννία (tiranía)


TIRANÍA: (Del gr. τυραννία). 1. f. Gobierno ejercido por un tirano. 2. f. Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad. 3. f. Dominio excesivo que un afecto o pasión ejerce sobre la voluntad.
Ayer me pasé el día colgada de los medios de comunicación. Era media mañana cuando me encontré con la primera noticia que me tuvo el resto de la jornada pendiente de diversas pantallas: Gaddafi había sido capturado por los rebeldes en su ciudad natal. 
Puse la televisión y sintonicé Euronews, que emitía en directo sin descanso desde Sirte, mientras, en el ordenador, seguía pendiente de los comentarios que se hacían al respecto en Facebook, y allí me encontré con el comentario de una amiga española residente en Atenas: “muy fuerte lo que está ocurriendo en Sintagma”. Me puse a buscar en las cadenas griegas y vía qué se refería mi amiga. En las manifestaciones convocadas para la segunda jornada de huelga general, los manifestantes se estaban cayendo a palos entre ellos. Y finalmente, y esta vez vía teléfono, desde Madrid,  me llegó la última noticia que marcaría el día: ETA abandonaba definitivamente las armas.
Nunca me alegro de la muerte de ninguna persona, y no fue alegría lo que sentí cuando confirmaron la muerte del dictador libio. Pero me alegré de que por fin Libia se hubiera deshecho del tirano. Poco a poco, los países árabes, se van deshaciendo de sus dictadores y se afianzan en su libertad, aunque, según mi opinión, no serán verdaderamente libres hasta que no se deshagan también de la tiranía de la religión.
Los griegos, por otro lado, no parecen estar manejando demasiado bien esa pasión que la actual situación en el país está ejerciendo sobre su voluntad. Lo de ayer no le sorprendió a nadie. Se veía venir. Ya no saben quién es aquí el tirano, si el gobierno, si la “troika”, (como se designa aquí al conjunto formado por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea), si los mercados... Y están llegando al punto de convertirse en tiranos de sí mismos y de la violencia que engendra su incertidumbre. 
Y en España, el comunicado de la banda terrorista, anunciando un cese definitivo de la violencia, abría un horizonte de esperanza, desde la cautela, desde el conocimiento de que nada será fácil. El trabajo de los demócratas, la actitud siempre clara del pueblo español, ha conseguido poner fin a esa imposición en grado extraordinario que la banda ejercía sobre todos nosotros.
Brindo por que Libia sepa aprovechar la ausencia del tirano, y comience una andadura libre y democrática. Brindo por que los griegos no sucumban a la tiranía de la violencia y las aguas vuelvan a su cauce. 
Pero, sobre todo, quiero brindar por un País Vasco libre de ETA, por una España no tiranizada por unos cuantos terroristas y por la memoria de las 800 personas que no lo podrán hacer.
Como decía hoy Iñaki Gabilondo en su blog. Señores, ¡va por ustedes!

jueves, 22 de septiembre de 2011

ΧΟΥΝΤΑ, χούντα (júnta)


JUNTA: (De juntar). 1. f. Reunión de varias personas para conferenciar o tratar de un asunto. 2. f. Cada una de las conferencias o sesiones que celebran. 3. f. Todo que forman varias cosas unidas o agregadas unas a otras. 4. f. Unión de dos o más cosas. 5. f. Conjunto de los individuos nombrados para dirigir los asuntos de una colectividad. 6. f. Parte en que se juntan dos o más cosas. 7. f. Pieza de cartón, cáñamo, caucho u otra materia compresible, que se coloca en la unión de dos tubos u otras partes de un aparato o máquina, para impedir el escape del cuerpo fluido que contienen. 8. f. Arq. Espacio que queda entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared, y que suele rellenarse con mezcla o yeso. 9. f. Arq. Cada una de estas mismas superficies. 10. f. Mar. Empalme, costura. 11. f. C. Rica. Época durante la cual se recoge el café seco y caído.
Muchas definiciones tiene esta palabra. Pero para los griegos, sólo tiene un significado: la Junta militar que gobernó el país con mano de hierro entre 1967 y 1974. O sea, en Grecia, junta es sinónimo de dictadura.
Pues hete aquí que un dicharachero diputado del partido “Verdaderos Finlandeses” (que ya hay que tener redaños para ponerle ese nombre a un partido), llamado Jussi Halla-aho (supongo que tener un nombre así también tiene que pesarte), quien preside actualmente la comisión de Asuntos Administrativos del Parlamento finlandés, escribió ayer en su página de Facebook que "la democracia impide a cualquier gobierno emprender medidas que realmente tengan impacto en la economía en quiebra de Grecia".
Me preguntaba yo qué medidas puede tomar un gobierno, democrático o no, y que no sean las que se supone que está tomando el gobierno griego, que tengan impacto en la economía en quiebra del país. Porque no me negaréis que las medidas que está tomando el gobierno griego están teniendo un “impactón”, aunque no sepamos si van a ser para bien, realmente. 
Pero el amigo Halla-aho me saca de mis dudas rápidamente:  "Lo que Grecia necesitaría en este momento es una junta militar que no tuviera que preocuparse de su popularidad y que pudiera reprimir a los huelguistas y a los manifestantes con carros blindados". 
¡Acabáramos! O sea, que ya sabemos a qué impacto se refiere este desgraciado. ¡Como si no supiéramos ya lo “impactante” que puede ser la policía griega, aún en democracia!¡Como si el gobierno griego pudiera pararse ahora mismo a preocuparse por su popularidad! ¡Como si no fuera suficiente dictadura la que están ejerciendo los mercados y los banqueros en nuestros países!
Hoy Atenas está paralizada. Hay una huelga de 24 horas de transportes públicos y taxis. La mayoría de los trabajadores que aún cuentan con un empleo no han podido trasladarse a sus puestos si no contaban con un vehículo. No es fácil llevar una vida normal en Atenas en estos días, pero, aún así, la gran mayoría de sus habitantes sabemos que, pase lo que pase, queremos seguir teniendo democracia. O no tendremos nada.
Y eso lo sabemos los que creemos en el diálogo, los que odiamos la violencia, los que hemos conocido lo que es vivir en una dictadura, los que, en fin, y gracias a los dioses, no somos “Verdaderos finlandeses”.

lunes, 19 de septiembre de 2011

ΥΠΕΡΒΟΛΗ, υπερβολή (iperbolí)


HIPERBOLE: (Del lat. hyperbŏle, y este del gr. ὑπερβολή).1. f. Ret. Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. Exageración de una circunstancia, relato o noticia.
Me permito reproducir aquí, traducido, el artículo del periodista del diario Kathimerini, Nikos Konstandaras, ya que se corresponde totalmente con el esquema que sigue este blog y además,  me parece muy apropiado.
“La hipérbole en el debate público ha jugado una parte bastante significativa en nuestra precaria situación: ha creado una pantalla de humo a través de la cual no podemos ver claramente la realidad y nos impide hacer las cosas bien. La hipérbole nos confunde, perdemos la esencia de las cosas, no podemos tomar decisiones. La verborrea -otra forma de hipérbole- se usa para enturbiar las aguas, para esconder el hecho de que el que habla, o no sabe de qué está hablando, o tiene miedo del efecto que pueda tener su mensaje.
La hipérbole es peor que la mentira, porque la mentira persigue a sus creadores, ellos cargan con su peso, mientras que aquellos que exageran aducirán que ellos simplemente estaban diciendo una verdad. Y saldrán bien parados, porque todos nosotros nos hemos hecho adictos a la hipérbole: Las exageraciones nos permiten generalizar, deshacernos de lo que no es de nuestro interés, evitar la responsabilidad y evitar pedir responsabilidades a otros. Porque incluso cuando pedimos que alguien pague, estamos distraídos y confusos. Hemos visto esto en multitud de ocasiones siguiendo a revelaciones de escándalos no probados: para cuando los periodistas y los políticos han dicho su palabra, con todas sus exageraciones, la gente está convencida de que “todos están en el ajo” y de que todos “se salen con la suya”. El resultado es cinismo y enfado.
En estos días, la hipérbole es la reina -tanto porque algunos de los técnicos de esta flojera retórica son por naturaleza hiperbólicos como por su incapacidad para decir la amarga verdad a gente que no quiere oírla. En la profundidad de nuestra crisis, todavía no sabemos cómo de mal están las cosas ni qué podemos esperar. Oímos demasiado y nos creemos muy poco.
Cuando un ministro no puede cumplir los compromisos que ha adquirido con nuestros acreedores internacionales (como los despidos en ciertos sectores públicos), qué es lo que hace? Declara que todos los trabajadores públicos pueden dejar de serlo. Mientras, un colega suyo, declarará que todos los empleados públicos sobran -lo hará bien porque cree que la hipérbole empujará a su gobierno al buen camino o bien porque quiere que  la gente no se fije en los problemas de su propio ministerio.
En todas las artes -también en política- la simplicidad es la virtud más difícil de adquirir. Se requiere habilidad y honestidad para decir la verdad. Decir lo que se tiene que decir y quedarse después callado para escuchar la respuesta. En la medida en que la hipérbole y la verborrea continúen, notaremos que nuestro gobierno tiene miedo y que la oposición carece de un plan político. Hablan para no tener que actuar.”

viernes, 16 de septiembre de 2011

ΑΡΙΘΜΗΤΙΚΟΣ, αριθμητικός (aritmitikós)


ARITMÉTICO: (Del lat. arithmetĭcus, y este del gr. ἀριθμητικός).
1. adj. Perteneciente o relativo a la aritmética. 2. m. y f. Persona que profesa la aritmética o en ella tiene especiales conocimientos. 3. f. Parte de las matemáticas que estudia los números y las operaciones hechas con ellos.
Vamos a ver... creo que ya he dicho en otras ocasiones, y si no lo digo ahora, que los números no son mi fuerte, pero cuando el otro día vI la noticia de que el gobierno griego se había inventado un nuevo impuesto inmobiliario creí entenderlo: las arcas del estado están a dos velas y qué mejor maneras de llenarlas que hacer pagar a los que -aparentemente- tiene posibles, o al menos, tienen casas, que en estos días ya es un logro.
No me pareció mal en principio. Hombre, me hubiera gustado más que también aquí hubiera habido esa actitud patriótica-filantrópica de los ricos franceses que se han apuntado voluntarios a que les impongan. Pero claro, aquí (y en la mayoría de los sitios), una cosa es ser bueno y otra es ser...rico francés. Pero bueno, me parecía que las cuentas salían: tienes casas, ergo, tienes dinero, así que a apoquinar.
Pero mira tú por donde leo hoy un artículo en el que se cuenta que del nuevo impuesto no se librarán ni los parados de larga duración, ni las familias con escasos ingresos, ni los grupos “en desventaja social” (sea lo que sea eso)... y eso ya no me ha parecido tan justo.
Pero es que encima también me he enterado de que va a haber grupos que sí se van a librar del impuesto: hoteles, organizaciones no lucrativas, empresas ... Y LAS IGLESIAS. ¡¡¡No hombre no!!! Pero si llevamos ya un montón de tiempo con la cantinela de que la Iglesia debe dejar de ser un chupóptero del estado en Grecia, que no está bien que los curas (para los que no hay numeros clausus) sean funcionarios y cobren del contribuyente. Si es de todos conocido que la iglesia Ortodoxa (como casi todas las iglesias por otro lado) tiene más propiedades que Onassis en sus años buenos.
Vale, que ya sé que han dicho que la iglesia sí tributará por sus propiedades, pero por las que no sean “iglesias”, o sea, las que no sean templos. ¿Estoy yo tonta o soy la única que me he dado cuenta de que en Grecia hay una iglesia casi en cada terreno? ¡Pero si hasta las puedes comprar hechas para “plantarla” en tu tierra tan ricamente!
Me acuerdo de algo que me contó un amigo griego, pero de padre Libio. Se estaban haciendo una casa en Mikonos, y cuando recorría el terreno con su padre éste le llevó a un sitio donde le dijo que ahí es dónde iba a poner la iglesia. “¿La iglesia?”, preguntó mi amigo. “¿Y por qué vamos a poner una iglesia?”. “Pues porque en Grecia, le instruyó su progenitor,  el terreno que se dedica a una iglesia, no tributa, y mira, eso que nos ahorramos”. “Ya papá”, comentó mi amigo, “pero es que somos musulmanes”. “Somos musulmanes, contestó el padre, pero no somos tontos”.
Así que ya me lo veo venir. A partir de ahora a olvidarse de chalés, diseños contemporáneos y demás zarandajas. ¡Viva en una iglesia!. Es más, creo que voy a construir una urbanización de lindas iglesitas de cúpulas azuladas. No pagaré impuestos ni por el terreno ni por los inmuebles. La voy a llamar “La Santa Faz”, que creo que le va al pelo.
Y al gobierno socialista... ¡Ya os vale, majos!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

ΡΟΥΤΙΝΑ, ρουτίνα (rutína)


RUTINA: (Del fr. routine, de route, ruta). 1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. 2. f. Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente.
Hala, ya estamos de vuelta a la rutina. A, como dice la definición, hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. A retomar esa secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente. Repetidamente y hasta el cansancio. 
Aquí -en Grecia- ya se ha metido dentro de nuestra rutina el estar al borde de la quiebra, y esperar a que vuelvan a venir los prebostes europeos para que cojan el cuaderno de los deberes de los griegos y juzguen si están cumpliendo con su trabajo o no. La respiración contenida. Otra vez.
Y lo peor de todo es que cuando te pones a hablar con la gente, nadie sabe muy bien qué es lo que está pasado. Ayer hablaba con unos amigos y seguimos con la costumbre inveterada de  analizar la situación en el país. El único griego de la reunión, nos sorprendió con una visión bastante positiva del tema. Según él, esta situación va a conseguir algo que lleva muchos años siendo más que necesario en Grecia: un cambio de mentalidad. Se va a pasar mal, decía, la gente se va a tener que apretar los cinturones y muchas familias tendrán problemas para llegar a fin de mes. Pero por fin se van a terminar algunas de las lacras que lastran al Estado. Ya se están tomando medidas. Será más fácil -y barato- crear una empresa. La Administración empezará a ordenarse: habrá menos funcionarios, pero los que haya tendrán trabajo durante ocho horas al día, cinco días a la semana. Con funciones concretas. Se ahorrará en burocracia y las gestiones no se eternizarán de ministerio en ministerio. Los jóvenes tendrán que ser más creativos, ya no será tan fácil que papá te solucione la papeleta de la ocupación porque habla con un amigo, que tiene un amigo... aparte de que el propio papá no podrá financiar la vaguería del vástago. Se acabarán los plazos de la tarjeta de crédito. Los griegos tendrán que vivir al nivel que tengan, y no al que les gusta aparentar que tienen.
Me animó oírle. Era la primera vez que no oía sólo quejas. Ójala tenga razón. El problema es que él es sólo UN griego, pero ¿estarán de acuerdo la mayoría?. De momento no, a juzgar por las protestas y las huelgas que ocurren día sí y día también. Aunque de sobra han demostrado los griegos su capacidad para adaptarse a cambios mayores, nunca les ha gustado que venga nadie de fuera a decirles cómo tienen que hacerlo. Y ahora todo son ordenes externas. Se tiene la sensación de ser unos peleles en manos de los Merkel, Sarkozy, Obama. Ellos hablan, los mercados se revolucionan, los griegos pasan al siguiente agujero del cinturón... y portugueses, españoles entonan un “madrecita que me quede como estaba...”
Pasará esta crisis, como pasaron las otras. Saldremos de ella mejor o peor parados. Pero se saldrá. Que no decaigan las ilusiones. A hacer las cosas bien, pasito a pasito, con orden, paz y concierto, como tiene que ser. No como políticos, no como banqueros, sino como gentes de bien. Hasta que sus rumores no nos afecten. Hasta que no tengan que decirnos más cómo hacer las cosas.
Porque de todos es sabido que cuando nos ponemos a hacer cosas, nosotros, los del sur, no solo las hacemos estupendamente, sino que nos lo pasamos mucho mejor haciéndolas. 

lunes, 20 de junio de 2011

ΤΙΜΟΚΡΑΤΙΑ, τιμοκρατία (timocratía)


TIMOCRACIA: (Del gr. τιμοκρατία). 1. f. Gobierno en que ejercen el poder los ciudadanos que tienen cierta renta.
Andaba yo, diccionario en mano, añadiendo palabras a mi lista de candidatas a aparecer en mi blog, cuando me encontré, con sorpresa, con esta palabra. No pensaba que existiera en español. 
Viene, para que se entienda mejor, de la palabra griega “τιμή”, que significa precio, y ya me había producido alguna sonrisa cuando en alguna tienda, al pedir un catálogo de los productos que ofrecían, me habían dado un “timocatálogo”. Las cosas van a peor en Grecia, pensé, ya ni les da vergüenza reconocer que en la mayoría de los casos los precios son un timo.
A ver: los griegos y los españoles nos parecemos mucho (aunque en algunas cosas seamos también muy diferentes). Una de las primeras veces que vine por aquí, quedé con unos amigos para tomar unas cañas en una calle peatonal cerca del monte Licabitos. Llegué un poco pronto, y mientras esperaba, sentada en el alféizar de un escaparate, me dediqué a observar al personal. “si hiciera una foto ahora mismo -pensé- nadie adivinaría que estoy en Atenas”. Y era cierto. Aparte de la similitud en tonos de piel y pelo (a excepción de la gran cantidad de rubias oxigenadas, que, ignoro el porqué, se dan en Grecia), y de comportamiento (grupos de jóvenes en las mesas elevadas de las terrazas, compartiendo charla, risas y birras), se daba la circunstancia de que los dos establecimientos que veía desde mi improvisado mirador, tenían por nombre “Fotografía”, uno, y” Bar Azul”, el otro. Así en castellano. Lo español está de moda en Grecia.
Las circunstancias mundiales han hecho que ahora griegos y españoles nos parezcamos incluso más. Estamos en crisis, estamos indignados y estamos hartos. Y también nos parecemos en que, llegados a este punto, hayamos optado por no quedarnos callados y salir a gritar nuestra desesperación a la calle. 
En la jornada de huelga general del pasado día 15, cuando puse la televisión, me sorprendió, hasta el punto de que pensé que me había equivocado de cadena, encontrarme, en primer plano, con una bandera española y un cartel que rezaba “No pasarán”. Pero no, no me había equivocado, era la plaza de Sintagma, de la Constitución, y las imágenes eran de la concentración frente al parlamento griego.
Igual que eran de Grecia las imágenes que emitió Telemadrid, pero que sin embargo anunció como correspondientes a “pacifistas” españoles (así, entre comillas lo pusieron) que iban armados con palos y latas. Y ni siquiera se preocuparon por sacar alguna de las banderas españolas que había en la protesta griega, (sería porque no había ni rastro de violencia junto a ellas) sino que se veían las banderas blanquiazules claramente. Timocracia. A la Española.
Sabemos que hay violentos en todas partes, y que los actos de cuatro descontrolados tienden a nublar la actitud pacífica de una gran mayoría. Pero que no te timen. Ayer domingo las calles de muchas ciudades se llenaron de gente pacífica, ordenada, y con ganas de hacer bien las cosas. Y como en algún momento dijeron en uno de sus originales y acertados eslóganes: “Esto es Esperanza, y no la presidenta”.*
(*) Por si hay algún lector que no lo sepa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que tiene el control de la cadena de televisión Telemadrid, se llama Esperanza Aguirre”.

martes, 7 de junio de 2011

ΘΑΝΑΤΟΛΟΓΙΑ, θανατολογία (Thanatología)


TANATOLOGIA. (De tanato- y -logía). 1. f. Conjunto de conocimientos médicos relativos a la muerte. 2. f. En medicina legal, estudio de los efectos que produce la muerte en los cuerpos.
Estamos acostumbradísimos a verlo en CSI. En lo que lleva  la serie en antena, seguro que hemos aprendido muchísimo sobre esta ciencia, la tanatología. Quien más y quien menos está familiarizado con los efectos que la muerte produce en los cuerpos.
Eso si eres una persona cualquiera, o un actor de la susodicha serie. Porque resulta que si eres un funcionario griego, a los efectos conocidos hay que añadir otro: sigues cobrando.
Lo han publicado hoy los periódicos españoles: Grecia ha “descubierto” que alrededor de 4.500 funcionarios públicos que fallecieron, siguen ingresando puntualmente en sus cuentas sus pensiones.
El pésimo (o mejor, el inexistente) control que la administración tiene sobre los trabajadores públicos ha propiciado que esto pase. Bueno, y la consabida picaresca griega, esa característica que, junto con la creación de la democracia, llevan los griegos tan dentro de sí y que ha hecho que a los familiares de los funcionarios se les haya “olvidado” notificar la muerte de sus seres queridos. Lo que no es óbice para que sigan poniendo la manita una vez al mes.
La situación económica mundial está poniendo a Grecia contra las cuerdas. Las medidas de corrección están ahogando a la población. Los nuevos funcionarios que tengan entre 18 y 25 años tendrán un recorte del 20% de sus sueldos. Los muertos, hasta que se regularice la cuestión, seguirán cobrando el 100%. De vergüenza.
Además, y para seguir sacando a la luz lo bien que funcionan aquí las cosas y para utilizar otra palabra griega, creo que van a tener que emplear en el país a más de un gerontólogo, porque también se ha sabido que hay más de 9.000 jubilados cobrando sus sueldos, que tienen más de 100 años.
Y es que como todo el mundo sabe, como en Grecia no se vive -ni se muere- en ningún sitio.
Como diría Forges: “País”.

miércoles, 1 de junio de 2011

ΔΕΟΝΤΟΛΟΓΙΑ, δεοντολογία (deontología)


DEONTOLOGIA  (Del gr. δέον, -οντος, el deber, y -logía) f. Ciencia o tratado de los deberes.
He pasado un estupendo fin de semana en mi Madrid del alma. Familia, amigos y además la Feria del Libro. Como siempre he disfrutado un montón, y como siempre me ha sabido a poco. El lunes volvíamos a Atenas.
Y digo volvíamos, porque no lo hicimos, aunque no por nuestra voluntad. Sin embargo, lo que podía haber sido un ejemplo más de lo vendidos que estamos al ponernos en manos de las líneas aéreas, se convirtió en un ejemplo de deontología, es decir, de lo que se debe hacer. Os cuento:
Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos a la puerta donde debíamos coger el avión de AEGEAN que nos llevaría de vuelta a casa. El avión acababa de llegar (con un breve retraso) al aeropuerto y, desde la sala de embarque, vimos como bajaban los pasajeros que llegaban a Madrid. Sin embargo, cuando ya todos se fueron, no se produjo el embarque.
Desde la ventana podíamos ver como abandonaban el avión también los encargados de limpiarlo y cómo cargaban nuestros equipajes. Pero nosotros no entrábamos. Cuando habían pasado unos diez minutos de la hora a la que debíamos embarcar, la señorita que estaba en el mostrador nos informó de que saldríamos con una media hora de retraso debido a que el avión había llegado un poco tarde. 
Pasada la media hora y cuando ya la gente se empezaba a impacientar, apareció el encargado de la aerolínea y nos informó de que los pilotos habían detectado una señal de alarma encendida y que querían que lo viera el técnico. Que se disculpaba por hacernos esperar, pero que no querían correr riesgos. (Ni que decir tiene que a todo el mundo le pareció estupendo que no corrieran riesgos). Transcurrida otra media hora, el mismo señor nos informó de que el avión tenía un golpe, probablemente debido a la colisión de un pájaro en el despegue o en el aterrizaje, y que no tenían muy claro el alcance que podía tener, pero que para no poner a nadie en peligro, habían decidido no darle salida al avión.
Ante la idea de la cancelación del vuelo los ánimos se encendieron un poco, pero el empleado de Aegean nos dijo que la línea ya había dado orden de que saliera otro avión de Atenas para que viniera a buscarnos, dado que Aegean no tiene otros aviones en Barajas. 
Esto significaba que el avión llegaría a Madrid sobre las seis y media de la tarde y que volvería a salir sobre las siete y media. Y además, con todas las idas y venidas, ya nos habían dado las dos.
El mayor problema era para los que tenían vuelo de conexión que perderían. El hombre de Aegean empezó diciendo que lo primero, nos iban a invitar a todos a comer y que él hablaría uno por uno con los pasajeros que tenían otros vuelos para ver cómo se les podía hacer llegar al destino lo más rápido posible, colocándolos en vuelos de otras compañías.
Nosotros no teníamos conexiones, pero sin embargo teníamos dos niñas de 3 y 5 años que iban a terminar destrozadas (y a destrozarnos a nosotros) si las teníamos todo el día en el aeropuerto y luego las metíamos en un avión tres horas y media para llegar a casa pasadas las doce de la noche. 
Tras comprobar que ni mi marido ni yo teníamos citas ineludibles el martes, decidimos preguntarles si nos podían cambiar el billete al vuelo que salía a la misma hora el día siguiente. Sin problema, nos digo el señor, siempre y cuando hubiera sitio, cuestión que resolvió él mismo llamando a la oficina y reservándonos un asiento (a nosotros y a todos los que optaran por la misma solución) para el siguiente vuelo.
Tuvimos que esperar a que sacaran nuestras maletas del avión y fue en lo que perdimos más tiempo, pero finalmente volvíamos a casa por la tarde (porque nosotros tenemos casa en Madrid, pero el que no la tenía, se quedaba en un hotel pagado por Aegean).
La mañana del martes vivimos nuestro particular “día de la marmota” al volver al aeropuerto, eso sí, con un poco más de tiempo por si había algún problema con el cambio de billetes.
No lo hubo. Llegamos al mostrador de facturación y al decirles nuestra “particularidad” llamaron de nuevo al empleado que había llevado las gestiones el día anterior, el cual vino, tan sonriente y educado como el lunes, para asegurarse de que la facturación se hacía con normalidad y, además, para entregarnos, cortesía de Aegean, un documento que nos hacía acreedores de cuatro billetes de ida y vuelta gratuitos a cualquier destino de la línea aérea. El mismo documento que habían entregado a todos los pasajeros del vuelo que había salido finalmente a las 7 y media de la tarde.
Así que ya sabéis. Si vais a venir a Grecia, volad con Aegean. El vuelo se podrá retrasar, como en todas las compañías. Lo podrán cancelar, como en todas las compañías. Pero al menos en ésta te tratan bien, velan por tu seguridad, te informan y te regalan un billete y, sobre todo, no te hacen sentirte -como suele pasar- como un pelele sin derechos que tiene que aguantar carros y carretas. Bien por ellos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

ΑΒΟΥΛΙΑ, αβούλια (abulía)


ABULIA (Del gr. ἀβουλία). 1. f. Falta de voluntad, o disminución notable de su energía.
Así llevo ya unas semanas. Que no hay manera de ponerme a escribir. Entre las clases español -que doy-, las de griego -que recibo-, y las necesidades perentorias de mis hijas, me he rodeado de excusas para no darle a la tecla. Pero hasta aquí hemos llegado.
Ayer asistí a una cena conferencia sobre la crisis griega organizada por la revista “The Economist”. El ponente: alguien a quien la crisis griega está afectando de una manera muy personal, quizá no tanto en el bolsillo como en todo lo demás. Giorgos Papandreu, Primer Ministro de Grecia.
La charla, como casi todas las charlas que en estos días podemos oír a todos los políticos del mundo, podría resumirse en “La situación es la que es” “Nosotros no tenemos la culpa de la crisis mundial” “Tenemos que preocuparnos por arreglar las cosas que no funcionan de nuestro país”. Vamos, que podría haberlo dicho cualquier líder político (bueno, cualquier líder político que no ocupe su tiempo en meterse con el líder político de al lado, ergo, nada de políticos españoles en campaña).
Comentaba Papandreu que la resolución europea que aprobaba el rescate griego se había hecho pública un domingo a las dos de la madrugada. ¿Porque son ellos muy trabajadores y no dejaron la reunión hasta tenerlo todo atado? No. La razón era que la Bolsa de Japón se desayunara con la noticia y “los mercados” -ese ente que nadie sabe muy bien como funciona- se ocuparan de animar el cotarro. ¿para bien? ¿para mal?. No lo sé.
Mientras tanto, quien había sido una de las mentes pensantes en la solución de los problemas económicos mundiales, Dominique Strauss-Kahn, pasaba su segundo día en una prisión neoyorquina acusado de intento de violación. ¿realidad? ¿montaje?. No lo sé.
En Madrid y Barcelona, un grupo de jóvenes se disponía a pasar la segunda noche a la intemperie para protestar por un sistema que no les hace sentirse representados y que les  tiene indignados. Un colectivo, “Democracia real” (real de auténtica, de verdadera, no de monárquica, ojo), que en estos días parece ser el único capaz de sacudirse la abulia que nos tiene a todos como espectadores de una realidad llena de intrigas, chantajes, montajes, insultos, paro, dificultades económicas, desorden, desesperanza... Con este panorama, ¿seré capaz de despegarme de la palabra que nos ocupa? No lo sé. 
Pero hay que intentarlo. Y hoy he visto en la página del blog en Facebook que hemos llegado a los doscientos seguidores. ¿Me leen? ¿les gusta lo que escribo? No lo sé.
Pero el hecho de estén ahí hace que me entren ganas de seguir poniendo en negro sobre blanco lo que se me pasa por la cabeza. Eso sí lo sé. Y os lo agradezco.



miércoles, 13 de abril de 2011

ΠΛΟUΡΑΛΙΣΜΟΣ, πλουραλισμός (pluralismós)


PLURALISMO 1. m. Sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrinas o posiciones.
Vaya por delante que soy atea. Lo soy, además, por eliminación. Desde pequeña, cuando iba a un colegio de monjas, quise encontrar esa fe de la que tanto me hablaban, pero nada. Posteriormente pasé por una época espiritual en la que me dediqué a leer todo lo que caía en mis manos sobre religiones. Nada. 
Me considero una persona inteligente, vamos, dentro de la media, y la conclusión a la que he llegado tras el paso de los años es : nada me convence, nada me hace creer. Mientras busco, sin embargo, soy testigo de muertes, injusticias y catástrofes. ¿A qué Dios le echo la culpa de ello?.Ninguno de los dioses que veneran estas religiones ha hecho caso de mi afán por encontrarles... pues va a ser que no existe.
Es lo que pienso, y además, cada vez estoy más convencida de ello. Sin embargo, jamás he intentado convencer a nadie de ello. ¿Para qué? Igual que la fe -la verdadera,  la incomprensible- no se enseña, tampoco creo que se pueda enseñar la falta de fe.
Con las religiones me pasa un poco lo mismo. No me convence ninguna. Y también en este caso -como en el de los dioses- encuentro sin embargo mil razones para no unirme a ellas. Guerras, desigualdades, muerte...
Ahora, y aún cuando me avergüenzo de lo que se puede llegar a hacer en nombre de las religiones, las respeto. O no. Quizá no respeto a las religiones en sí, sino que respeto que cualquier individuo decida pertenecer a una de estas organizaciones. Allá cada uno. A los asiáticos les encanta comer saltamontes. Hay gente para todo.
¿Y por qué suelto aquí esta retahíla? Pues porque he leído en un artículo en El País que una asociación del centro de Madrid quiere hacer una manifestación atea. Primero la llamaron “procesión” atea, que ya es ser un poco bipolar ¿no?. Esto en sí (lo de la manifestación), no me parece mal. Lo que ya no me parece bien es que la quieran hacer el jueves santo, coincidiendo con las celebraciones de la Iglesia Católica. ¿Para qué? ¿Para putear a la Iglesia Católica? No hombre no, así no puteas a la iglesia. A la iglesia se la putea apostatando, no bautizando a nuestros hijos, denunciando a los curas pederastas, denunciando a las monjas ladronas de niños. Pero con una manifestación atea el jueves santo sólo molestas a la gente que sí cree en ello. 
Reconozco que me he reído al leer que en algunos carteles aparecían como organizadores del evento la "hermandad de la santa pedofilia" o la "cofradía de la virgen del mismísimo coño". Y también que no me desagrada la incomodidad que el tema ha generado en los estamentos políticos madrileños, pasándose la patata caliente de unos a otros y sin atreverse a decidir. 
¿Que hay que hacer una manifestación atea aunque sea para hacer contrapeso a tanto “meapilismo” impulsado por el arzobispado?. Pues que se haga, pero ¿no sería mejor hacerla en otro momento? Yo creo que sí. 
Se suele odiar más lo que se tiene más cercano. Yo, por ejemplo, soy mucho más respetuosa con las tradiciones eclesiásticas ortodoxas que con las católicas. Viviendo en Grecia, he entendido el fuerte contenido tradicional que tienen algunas fiestas religiosas. Aquí la pascua se celebra, dentro de las familias, de una manera similar a la que se celebra la navidad en España. Por costumbre, por tradición. Conozco a muchísimos griegos tan ateos como yo, que sin embargo compran velas vistosísimas para que sus hijos les acompañen a recoger la “nueva luz” el sábado santo a las doce de la noche (yo misma, ay, se las compré a mis hijas el año pasado).  Y las familias y los amigos se juntan el domingo de resurrección para dar buena cuenta del cordero pascual. 
Pluralismo, tolerancia, respeto... como queráis llamarlo. Pero, con la que está cayendo, si no tenemos eso ¿a dónde vamos a ir a parar?. ¿Y no deberíamos dar ejemplo los que no tenemos la presión de una doctrina que nos dice lo que tenemos que hacer y que pensar? Pues eso.

jueves, 31 de marzo de 2011

ΑΝΤΙΜΙΛΙΤΑΡΙΣΜΟΣ, αντιμιλιταρισμός (antimilitarismós)


ANTIMILITARISMO: 1. m. Tendencia contraria al militarismo.
El mundo está soliviantado. Sobre todo el árabe. Cuando parece que las cosas se van calmando en un país, empiezan a complicarse las cosas en otro. 
Creo firmemente que cada país tiene derecho a tener los dirigentes que su pueblo elija. Y que tiene que luchar por ello de la manera que pueda. Para mí la democracia sigue siendo la “menos mala” de las formas, pero es evidente que en muchos de los países dónde los dirigentes se han apoltronado en el poder, esta salida es la más complicada. Y claro, llegan las manifestaciones, y con ellas las represiones, y los enfrentamientos entre los distintos bandos, y al final, las guerras.
Egipto ha logrado, de momento, librarse de esta última consecuencia. Yo creo que la razón principal ha sido que finalmente Mubarak haya dado su brazo a torcer y se haya retirado del panorama político.
Pero en Libia no está siendo así. Gadafi cree ser un envíado de Dios y el hecho de que el mundo se ponga en su contra no hace más que empecinarle en su convencimiento. ¿Y qué se debe hacer en estos casos? ¿Dejar que masacre a la población hasta que estén tan hartitos de sangre que vuelvan a bajar la cabeza y a sufrir? En Libia podrían vivir todos tan bien como  Gadafi. Son sólo cinco millones, con una tierra rica en petróleo, con un agradable clima, con una población jóven. Pero Gadafi se lo ha ido quedando todo. Ha querido convertir a su pueblo en un hatajo de ignorantes negándoles hasta la educación que abriera sus ojos a tamaña injusticia. Pero afortunadamente el saber se abre paso de una manera u otra. Y los canales de información hoy en día no permiten que no se sepa lo que pasa en el país de al lado. Y ellos también querían su libertad, pero en seguida se vio que, con los medios a su alcance, no iban a poder.
Por eso creo que la resolución de la ONU fue un acierto. Y además lo querían los propios libios (y lo sé de primera mano, ya que cuento entre mis amigos a un libio-griego que está haciendo lo imposible por informar de ello a quien quiera oírlo). 
Esa es la primera, y esencial para mí, diferencia con la guerra de Irak. He oído -y leído- muchos comentarios acerca de por qué nuestro gobierno ha apoyado una guerra cuando estaba tan en contra de otra. Y me ha asombrado que no se vieran las diferencias: ¡Si hasta los periodistas del congreso comentaron en su día que nunca habían visto un pleno más consensuado que cuando el presidente explicó por qué se España se había unido a las fuerzas de la ONU! No, no es lo mismo que Irak. Y la prueba está en que en el circo político al que asistimos casi diariamente en nuestro país, estaban todos de acuerdo. 
¿Todos? No, todos no. Izquierda Unida votó en contra, ya que considera una injerencia en la soberanía de otro país el hecho de ponerse de lado de los “rebeldes”, o sea, en este caso, de la gran mayoría del pueblo Libio.
También aquí en Atenas hubo manifestaciones organizadas por el Partido Comunista protestando por el apoyo de Papandreu a la resolución de la ONU. ¿Pero no ha sido siempre una máxima comunista que el pueblo siempre tiene la razón, que el pueblo se tiene que levantar contra los opresores? ¿Y si no puede con ellos? ¿Y si el opresor en cuestión se pasa al pueblo, a la ONU y a la opinión pública por el forro? ¿Hay que dejarle que acabe con ellos? ¿Hay que decir: “eso son cosas de los libios, y que lo arreglen ellos solitos”?
A mi esta postura me desconcierta. Como decía mi amigo Zad (el libio), parece como si el mensaje comunista fuera:  No se puede permitir que se explote al pueblo... ahora si se le masacra nosotros ya no nos metemos.

viernes, 11 de marzo de 2011

ΤΑΛΕΝΤΟ, ταλέντο (talénto)


TALENTO: (Del lat. talentum, y este del gr. τάλαντον, plato de la balanza, peso).
1. m. inteligencia (‖ capacidad de entender).
2. m. aptitud (‖ capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación).
3. m. Persona inteligente o apta para determinada ocupación.
4. m. Moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.
Ya he comentado en varias ocasiones que me estoy quitando de la política. Sobre todo ahora que nos encaminamos a épocas electorales y estos señores que nos representan se ponen especialmente pesados. Pero es imposible, si se está en el mundo, no quedarse boquiabierto con algunas perlas que los políticos tienen a bien regalarnos.
Hace unos años se hizo famoso el caso de la “lideresa” Aguirre, entonces Ministra de Cultura, cuando, al ser preguntada por el último libro de Saramago, comentó que no había leído mucho de “esa escritora” (Sara Mago), o cuando declaró que no había visto la película Air Bag, porque sólo le interesaba  el cine español. 
Hoy la Presidenta de la Comunidad puede estar tranquila, pues en sus mismas filas existe, al menos, otro que tiene su mismo talento. Se trata del Consejero de Transportes e Infraestructuras del Gobierno de Madrid, quien, en plena Asamblea, intentaba burlarse del diputado socialista Modesto Nolla por hablar del “metrobús”, título que, según el consejero del ramo “No existe”. Lo dijo varias veces, lo dijo gritando, le recomendó al diputado que antes de hablar de hablar de transporte y de títulos, se enterase de lo que estaba hablando y todos los de su grupo parlamentario le aplaudieron.
Claro, ha tenido que pedir perdón a los ciudadanos, a la Asamblea y por supuesto al diputado socialista, porque el metrobús existe. Y no es que me extrañe que alguien (que seguramente no coge nunca ni el metro ni el autobús) no sepa de la existencia del billetito en cuestión, pero que no lo sepa el consejero de transportes ya me da un poco más de miedo.
Las redes sociales se han hecho eco rápidamente de la metedura de pata, y me he reído mucho leyendo en Twitter frases del tipo “el metrobús no existe, son los padres”, o “en ocasiones veo un metrobús”, o “declaraciones exclusivas del metrobús: el que no existe es Ignacio Echeverría”, por citar algunas.
A mí, lo primero que me ha venido a la cabeza es un chiste muy antiguo, que transcurría en un cuartel donde el sargento “Echevarría” , que se supone instruía a la tropa, criticaba los escasos conocimientos de los soldados en ese tono de suficiencia que a veces tienen “los mandos”. “Son ustedes unos brutos -les decía- que ni siquiera saben que el agua hierve a noventa grados”. Uno de los soldados, el cabo Nolla, que había tenido la suerte de haber ido al colegio, levanta la mano y le dice casi con miedo “Mi sargento, el agua hierve a cien grados”. “Pero qué tontería está usted diciendo Nolla, responde el sargento. ¡Todo el mundo sabe que el agua hierve a noventa grados!”. “Perdone mi sargento que le contradiga, responde Nolla un poco acojonado y temiendo el calabozo,  pero el agua hierve a cien grados”. 
Un poco escamado, porque sabe que Nolla ha estudiado y en el fondo -y al contrario que el Echevarría real-  tiene la sensatez de ser consciente de su propia ignorancia, decide consultar sus apuntes y tras hacerlo le espeta triunfalmente a la atribulada audiencia: “Anda coño, si es verdad, el agua hierve a cien grados...

¡Lo que hierve a noventa grados es el ángulo recto!”.