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lunes, 19 de septiembre de 2011

ΥΠΕΡΒΟΛΗ, υπερβολή (iperbolí)


HIPERBOLE: (Del lat. hyperbŏle, y este del gr. ὑπερβολή).1. f. Ret. Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. Exageración de una circunstancia, relato o noticia.
Me permito reproducir aquí, traducido, el artículo del periodista del diario Kathimerini, Nikos Konstandaras, ya que se corresponde totalmente con el esquema que sigue este blog y además,  me parece muy apropiado.
“La hipérbole en el debate público ha jugado una parte bastante significativa en nuestra precaria situación: ha creado una pantalla de humo a través de la cual no podemos ver claramente la realidad y nos impide hacer las cosas bien. La hipérbole nos confunde, perdemos la esencia de las cosas, no podemos tomar decisiones. La verborrea -otra forma de hipérbole- se usa para enturbiar las aguas, para esconder el hecho de que el que habla, o no sabe de qué está hablando, o tiene miedo del efecto que pueda tener su mensaje.
La hipérbole es peor que la mentira, porque la mentira persigue a sus creadores, ellos cargan con su peso, mientras que aquellos que exageran aducirán que ellos simplemente estaban diciendo una verdad. Y saldrán bien parados, porque todos nosotros nos hemos hecho adictos a la hipérbole: Las exageraciones nos permiten generalizar, deshacernos de lo que no es de nuestro interés, evitar la responsabilidad y evitar pedir responsabilidades a otros. Porque incluso cuando pedimos que alguien pague, estamos distraídos y confusos. Hemos visto esto en multitud de ocasiones siguiendo a revelaciones de escándalos no probados: para cuando los periodistas y los políticos han dicho su palabra, con todas sus exageraciones, la gente está convencida de que “todos están en el ajo” y de que todos “se salen con la suya”. El resultado es cinismo y enfado.
En estos días, la hipérbole es la reina -tanto porque algunos de los técnicos de esta flojera retórica son por naturaleza hiperbólicos como por su incapacidad para decir la amarga verdad a gente que no quiere oírla. En la profundidad de nuestra crisis, todavía no sabemos cómo de mal están las cosas ni qué podemos esperar. Oímos demasiado y nos creemos muy poco.
Cuando un ministro no puede cumplir los compromisos que ha adquirido con nuestros acreedores internacionales (como los despidos en ciertos sectores públicos), qué es lo que hace? Declara que todos los trabajadores públicos pueden dejar de serlo. Mientras, un colega suyo, declarará que todos los empleados públicos sobran -lo hará bien porque cree que la hipérbole empujará a su gobierno al buen camino o bien porque quiere que  la gente no se fije en los problemas de su propio ministerio.
En todas las artes -también en política- la simplicidad es la virtud más difícil de adquirir. Se requiere habilidad y honestidad para decir la verdad. Decir lo que se tiene que decir y quedarse después callado para escuchar la respuesta. En la medida en que la hipérbole y la verborrea continúen, notaremos que nuestro gobierno tiene miedo y que la oposición carece de un plan político. Hablan para no tener que actuar.”