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martes, 10 de febrero de 2009

ΙΔΙΟΣΥΓΚΡΑΣΙΑ, ιδιοσυγκρασία (idiosigrasía)

IDIOSINCRASIA: Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.


Ya lo comenté en una de mis primeras entradas en este blog. La mayoría de los griegos se pasan por el forro las normas más elementales de educación vial, especialmente todo lo que esté relacionado con el aparcamiento.


Pasear con un carrito de niño por Atenas es toda una aventura. Que queda en nada si lo comparamos con lo que debe ser tener que desplazarte en una silla de ruedas.


En España no somos ni mucho menos un ejemplo a seguir, pero comparados con los griegos, somos los más civilizados del mundo: Aparcan en doble fila y se van donde no controlan el coche, ocupan las zonas destinadas a los minusválidos, las puertas de los garajes, las zonas de carga y descarga, se suben a la acera… y que se suban no es lo peor, sino que cierran totalmente el paso. Prácticamente cada día tengo que salir a la calzada con el carrito (Y a veces sin el carrito también).


Esta mala costumbre me ha traído de cabeza desde que llegué (ver entrada anomalía), y aunque enseguida dejé de rallar coches, alguna que otra rueda deshinché (que no pinché, ¿eh? Aunque ganas no me faltaron).


Pero ahora he descubierto, gracias a un amigo, que se desplaza en bici y sufre también lo suyo, una asociación griega (por lo tanto hay esperanza) que pretende concienciar sobre esta mala costumbre. Se llaman Street Panthers, y en su página web denuncian los casos que se encuentran cada día en la calle colgando las fotos de los maleducados. Aportan información interesante y algunos videos (como el de un minusválido intentando pasar “al otro lado de un coche” en la acera, que te pone los pelos de punta).


Por otro lado su lucha activa es original y divertida. Han editado unos adhesivos de tamaño idóneo para llevar en el bolso o en el bolsillo de la chaqueta, con un dibujo de un burro en un coche y una leyenda que reza, en griego “soy un burro y aparco donde me da la gana”. Son tan educados que incluso tienen reglas para la imposición de adhesivos: no se pone sobre coches que, aunque estén mal aparcados no molesten al peatón: ese trabajo queda para la policía. Sólo se pegan los adhesivos en el cristal, no en la pintura ni en ningún otro sitio que pueda dañar el coche: no pretenden fastidiar, sino concienciar.


No sé yo si siendo tan comedidos y poco guerreros conseguirán algo, me parece a mí que aquí se necesita algo más de mano dura. Pero mira, por algo se empieza. Yo, de momento, he encargado 200 adhesivos… ¡Que tiemble Kifisiá! (mi barrio).