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lunes, 20 de junio de 2011

ΤΙΜΟΚΡΑΤΙΑ, τιμοκρατία (timocratía)


TIMOCRACIA: (Del gr. τιμοκρατία). 1. f. Gobierno en que ejercen el poder los ciudadanos que tienen cierta renta.
Andaba yo, diccionario en mano, añadiendo palabras a mi lista de candidatas a aparecer en mi blog, cuando me encontré, con sorpresa, con esta palabra. No pensaba que existiera en español. 
Viene, para que se entienda mejor, de la palabra griega “τιμή”, que significa precio, y ya me había producido alguna sonrisa cuando en alguna tienda, al pedir un catálogo de los productos que ofrecían, me habían dado un “timocatálogo”. Las cosas van a peor en Grecia, pensé, ya ni les da vergüenza reconocer que en la mayoría de los casos los precios son un timo.
A ver: los griegos y los españoles nos parecemos mucho (aunque en algunas cosas seamos también muy diferentes). Una de las primeras veces que vine por aquí, quedé con unos amigos para tomar unas cañas en una calle peatonal cerca del monte Licabitos. Llegué un poco pronto, y mientras esperaba, sentada en el alféizar de un escaparate, me dediqué a observar al personal. “si hiciera una foto ahora mismo -pensé- nadie adivinaría que estoy en Atenas”. Y era cierto. Aparte de la similitud en tonos de piel y pelo (a excepción de la gran cantidad de rubias oxigenadas, que, ignoro el porqué, se dan en Grecia), y de comportamiento (grupos de jóvenes en las mesas elevadas de las terrazas, compartiendo charla, risas y birras), se daba la circunstancia de que los dos establecimientos que veía desde mi improvisado mirador, tenían por nombre “Fotografía”, uno, y” Bar Azul”, el otro. Así en castellano. Lo español está de moda en Grecia.
Las circunstancias mundiales han hecho que ahora griegos y españoles nos parezcamos incluso más. Estamos en crisis, estamos indignados y estamos hartos. Y también nos parecemos en que, llegados a este punto, hayamos optado por no quedarnos callados y salir a gritar nuestra desesperación a la calle. 
En la jornada de huelga general del pasado día 15, cuando puse la televisión, me sorprendió, hasta el punto de que pensé que me había equivocado de cadena, encontrarme, en primer plano, con una bandera española y un cartel que rezaba “No pasarán”. Pero no, no me había equivocado, era la plaza de Sintagma, de la Constitución, y las imágenes eran de la concentración frente al parlamento griego.
Igual que eran de Grecia las imágenes que emitió Telemadrid, pero que sin embargo anunció como correspondientes a “pacifistas” españoles (así, entre comillas lo pusieron) que iban armados con palos y latas. Y ni siquiera se preocuparon por sacar alguna de las banderas españolas que había en la protesta griega, (sería porque no había ni rastro de violencia junto a ellas) sino que se veían las banderas blanquiazules claramente. Timocracia. A la Española.
Sabemos que hay violentos en todas partes, y que los actos de cuatro descontrolados tienden a nublar la actitud pacífica de una gran mayoría. Pero que no te timen. Ayer domingo las calles de muchas ciudades se llenaron de gente pacífica, ordenada, y con ganas de hacer bien las cosas. Y como en algún momento dijeron en uno de sus originales y acertados eslóganes: “Esto es Esperanza, y no la presidenta”.*
(*) Por si hay algún lector que no lo sepa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que tiene el control de la cadena de televisión Telemadrid, se llama Esperanza Aguirre”.

martes, 7 de junio de 2011

ΘΑΝΑΤΟΛΟΓΙΑ, θανατολογία (Thanatología)


TANATOLOGIA. (De tanato- y -logía). 1. f. Conjunto de conocimientos médicos relativos a la muerte. 2. f. En medicina legal, estudio de los efectos que produce la muerte en los cuerpos.
Estamos acostumbradísimos a verlo en CSI. En lo que lleva  la serie en antena, seguro que hemos aprendido muchísimo sobre esta ciencia, la tanatología. Quien más y quien menos está familiarizado con los efectos que la muerte produce en los cuerpos.
Eso si eres una persona cualquiera, o un actor de la susodicha serie. Porque resulta que si eres un funcionario griego, a los efectos conocidos hay que añadir otro: sigues cobrando.
Lo han publicado hoy los periódicos españoles: Grecia ha “descubierto” que alrededor de 4.500 funcionarios públicos que fallecieron, siguen ingresando puntualmente en sus cuentas sus pensiones.
El pésimo (o mejor, el inexistente) control que la administración tiene sobre los trabajadores públicos ha propiciado que esto pase. Bueno, y la consabida picaresca griega, esa característica que, junto con la creación de la democracia, llevan los griegos tan dentro de sí y que ha hecho que a los familiares de los funcionarios se les haya “olvidado” notificar la muerte de sus seres queridos. Lo que no es óbice para que sigan poniendo la manita una vez al mes.
La situación económica mundial está poniendo a Grecia contra las cuerdas. Las medidas de corrección están ahogando a la población. Los nuevos funcionarios que tengan entre 18 y 25 años tendrán un recorte del 20% de sus sueldos. Los muertos, hasta que se regularice la cuestión, seguirán cobrando el 100%. De vergüenza.
Además, y para seguir sacando a la luz lo bien que funcionan aquí las cosas y para utilizar otra palabra griega, creo que van a tener que emplear en el país a más de un gerontólogo, porque también se ha sabido que hay más de 9.000 jubilados cobrando sus sueldos, que tienen más de 100 años.
Y es que como todo el mundo sabe, como en Grecia no se vive -ni se muere- en ningún sitio.
Como diría Forges: “País”.

miércoles, 1 de junio de 2011

ΔΕΟΝΤΟΛΟΓΙΑ, δεοντολογία (deontología)


DEONTOLOGIA  (Del gr. δέον, -οντος, el deber, y -logía) f. Ciencia o tratado de los deberes.
He pasado un estupendo fin de semana en mi Madrid del alma. Familia, amigos y además la Feria del Libro. Como siempre he disfrutado un montón, y como siempre me ha sabido a poco. El lunes volvíamos a Atenas.
Y digo volvíamos, porque no lo hicimos, aunque no por nuestra voluntad. Sin embargo, lo que podía haber sido un ejemplo más de lo vendidos que estamos al ponernos en manos de las líneas aéreas, se convirtió en un ejemplo de deontología, es decir, de lo que se debe hacer. Os cuento:
Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos a la puerta donde debíamos coger el avión de AEGEAN que nos llevaría de vuelta a casa. El avión acababa de llegar (con un breve retraso) al aeropuerto y, desde la sala de embarque, vimos como bajaban los pasajeros que llegaban a Madrid. Sin embargo, cuando ya todos se fueron, no se produjo el embarque.
Desde la ventana podíamos ver como abandonaban el avión también los encargados de limpiarlo y cómo cargaban nuestros equipajes. Pero nosotros no entrábamos. Cuando habían pasado unos diez minutos de la hora a la que debíamos embarcar, la señorita que estaba en el mostrador nos informó de que saldríamos con una media hora de retraso debido a que el avión había llegado un poco tarde. 
Pasada la media hora y cuando ya la gente se empezaba a impacientar, apareció el encargado de la aerolínea y nos informó de que los pilotos habían detectado una señal de alarma encendida y que querían que lo viera el técnico. Que se disculpaba por hacernos esperar, pero que no querían correr riesgos. (Ni que decir tiene que a todo el mundo le pareció estupendo que no corrieran riesgos). Transcurrida otra media hora, el mismo señor nos informó de que el avión tenía un golpe, probablemente debido a la colisión de un pájaro en el despegue o en el aterrizaje, y que no tenían muy claro el alcance que podía tener, pero que para no poner a nadie en peligro, habían decidido no darle salida al avión.
Ante la idea de la cancelación del vuelo los ánimos se encendieron un poco, pero el empleado de Aegean nos dijo que la línea ya había dado orden de que saliera otro avión de Atenas para que viniera a buscarnos, dado que Aegean no tiene otros aviones en Barajas. 
Esto significaba que el avión llegaría a Madrid sobre las seis y media de la tarde y que volvería a salir sobre las siete y media. Y además, con todas las idas y venidas, ya nos habían dado las dos.
El mayor problema era para los que tenían vuelo de conexión que perderían. El hombre de Aegean empezó diciendo que lo primero, nos iban a invitar a todos a comer y que él hablaría uno por uno con los pasajeros que tenían otros vuelos para ver cómo se les podía hacer llegar al destino lo más rápido posible, colocándolos en vuelos de otras compañías.
Nosotros no teníamos conexiones, pero sin embargo teníamos dos niñas de 3 y 5 años que iban a terminar destrozadas (y a destrozarnos a nosotros) si las teníamos todo el día en el aeropuerto y luego las metíamos en un avión tres horas y media para llegar a casa pasadas las doce de la noche. 
Tras comprobar que ni mi marido ni yo teníamos citas ineludibles el martes, decidimos preguntarles si nos podían cambiar el billete al vuelo que salía a la misma hora el día siguiente. Sin problema, nos digo el señor, siempre y cuando hubiera sitio, cuestión que resolvió él mismo llamando a la oficina y reservándonos un asiento (a nosotros y a todos los que optaran por la misma solución) para el siguiente vuelo.
Tuvimos que esperar a que sacaran nuestras maletas del avión y fue en lo que perdimos más tiempo, pero finalmente volvíamos a casa por la tarde (porque nosotros tenemos casa en Madrid, pero el que no la tenía, se quedaba en un hotel pagado por Aegean).
La mañana del martes vivimos nuestro particular “día de la marmota” al volver al aeropuerto, eso sí, con un poco más de tiempo por si había algún problema con el cambio de billetes.
No lo hubo. Llegamos al mostrador de facturación y al decirles nuestra “particularidad” llamaron de nuevo al empleado que había llevado las gestiones el día anterior, el cual vino, tan sonriente y educado como el lunes, para asegurarse de que la facturación se hacía con normalidad y, además, para entregarnos, cortesía de Aegean, un documento que nos hacía acreedores de cuatro billetes de ida y vuelta gratuitos a cualquier destino de la línea aérea. El mismo documento que habían entregado a todos los pasajeros del vuelo que había salido finalmente a las 7 y media de la tarde.
Así que ya sabéis. Si vais a venir a Grecia, volad con Aegean. El vuelo se podrá retrasar, como en todas las compañías. Lo podrán cancelar, como en todas las compañías. Pero al menos en ésta te tratan bien, velan por tu seguridad, te informan y te regalan un billete y, sobre todo, no te hacen sentirte -como suele pasar- como un pelele sin derechos que tiene que aguantar carros y carretas. Bien por ellos.